tapa Tigre como los pajaros

Poesía
Botella al mar, 1996

 

Quien escribe el prólogo o la contratapa de un libro puede sojuzgar la libertad del lector cuando le propone su particular interpretación, lo adoctrina acerca de los pasajes que requieren un examen más atento, o graciosamente cree develarle las claves que permitirán localizar ciertos tesoros ocultos tras el simbolismo del léxico o la arbitrariedad de la sintaxis. Se trata, en el mejor de los casos, de presumir falta de perspicacia en el que lee o, en el peor, de atribuirle al autor alguna inepcia para exponer convincentemente sus méritos.

Cuando una obra es excelente -y esto ocurre con Tigre como los pájaros- cualquier advertencia sobre sus implícitas magias resulta tautológica y, casi siempre, pretenciosa. Basta con leer estos poemas que, sin necesidad de guías ni mediadores, evidencian: una lírica original; confianza en el ritmo como esencia de la versificación; desdén por la solemnidad y la tendencia al patetismo; celebración, a veces lúdica, de la vida, del amor, del diurno ensueño rural y de la ensimismada soledad del hombre urbano.

Joven aún, Pedro Mairal se hace ya un lugar en la poesía argentina con páginas que atestiguan la más alta, e infrecuente, calidad de un escritor: la devoción por la palabra.

(Félix della Paolera)

 

Reseñas y prensa:

“Lo más importante es que cada poema diga lo que tiene que decir”, entrevista en El Aleph, 2001